Activistas de Greenpeace han participado hoy en una acción en la “cárcel de ballenas” de Rusia. El motivo es el anuncio de las autoridades rusas de sus planes para soltar a finales de mayo o principios de junio a las diez orcas aquí cautivas no en su hábitat natural, si no directamente en la bahía de Srednyaya, a cientos de kilómetros de su área natural, donde han sido trasladadas y retenidas.
Esta decisión no tiene ningún sentido: expertos independientes coinciden con Greenpeace en que las ballenas deben ser liberadas en el mismo lugar donde fueron capturadas después de un proceso de rehabilitación y readaptación, ya que es donde existen las condiciones climáticas y de alimentación adecuadas y donde pueden reunirse con sus manadas de origen.
Ocho activistas a bordo de cuatro kayaks y una lancha han desplegado una pancarta de 300 metros cuadrados con el mensaje “Liberad a las orcas”. En las pancartas de mano también se podía leer “Liberadlas, no las tiréis por ahí” y “No a la cárcel de ballenas”, a unos 150 metros del lugar donde estos cetáceos permanecen encerrados.

Fue a finales del año pasado cuando nuestros compañeros de Greenpeace Rusia descubrieron la existencia de 11 orcas y 90 belugas capturadas en este recinto, a la espera de venderse ilegalmente a delfinarios en China, donde cada ejemplar puede valer hasta 6 o 7 millones de dólares en el mercado negro. Desde entonces, tres belugas han muerto y una orca ha desaparecido en extrañas circunstancias.
Ahora, con la entrada de calor, las ballenas están en peligro y se teme un aumento de las infecciones por las altas temperaturas. Además, las crías están separadas de sus madres, aumentando la mortalidad de estos animales.