Por Ricardo Campos Urbaneja
Se va del cine su gladiador,
el Espartaco que todos fuimos.
Con un centenario corazón,
que siempre estuvo, allí mismo.
Jamás su espíritu se rindió,
siendo comunista y judio.
Aunque el Óscar nunca se le dio,
por papeles bien merecidos.
Kirk Douglas ahora ya es un Dios,
que alumbra el firmamento divino.
Que hicieron del cine un mirador,
de aquella magia y su infinito.
Se va del cine su gladiador,
con victorias entre abismos.
Dejando fuego y pasión,
en cada metraje de su oficio.
Descanse en paz tan noble señor,
que llene salas del paraíso.
Pues su ejemplo es el colofón,
de una meca que muchos quisimos.
Adiós Kirk Douglas boxeador,
que en la arena todos vencimos.
Viéndote pintar como Van Gough,
senderos de gloria distinguidos.
¡Gracias por tu vocación!
Por inspirarnos desde el olimpo.
Ahora tu estela vive en el sol,
donde nos veremos resurgidos.
Se va del cine su gladiador,
todo un astro, todo un símbolo.
De humilde cuna de trabajador,
que conquistó nuestro cariño.
