El PP denuncia que Lanbide excluye de la RGI a las personas con enfermedad mental

Euskadi

• Ana Morales, portavoz suplente del grupo Populares Alaveses presidente del PP de Álava: “Si las instituciones públicas no abren  alojamientos ni ponen en marcha recursos residenciales para las  personas de enfermedad mental y se les quita la RGI desde marzo,  es un colectivo abandonado y maltratado por las instituciones públicas”. 

• Los populares urgen una solución urgente con una prestación  económica inmediata vía RGI o de otro tipo mientras se articula la puesta en marcha de servicios sociales suficientes para estas personas. 

El PP ha denunciado esta mañana que Lanbide excluye de la  RGI a las personas con enfermedad mental. Como ha apuntado Ana Morales,  portavoz suplente del grupo Populares Alaveses en las Juntas Generales de Álava,  “desde marzo estas personas con enfermedad mental viven una situación de  abandono total por parte de las instituciones públicas, en el peor momento con esta  pandemia, y urgimos una solución urgente con una prestación económica  inmediata vía RGI (Renta de Garantía de Ingresos) o de otro tipo mientras se  articula la puesta en marcha de servicios sociales suficientes para estas personas”. 

El PP ha presentado en Juntas Generales de Álava una moción con carácter de  urgencia, que fue rechazada por los grupos del Gobierno PNV y PSOE, “a pesar de  que hay decenas de personas sin recursos, sin comida y sin un techo donde  dormir”, ha apuntado Morales. Además, los populares han pedido la comparecencia  del Diputado de Políticas Sociales Emilio Sola para exigir responsabilidades en una  comisión. 

Morales ha denunciado la “dramática situación” que viven las personas con  enfermedad mental ante “una acción insuficiente” de la Diputación Foral de Álava.  “Solo se les presta atención sanitaria, es la única atención que reciben”, ha  incidido. La Diputación intentó “con desgana” una solución insuficiente, incluyendo  algunas de estas viviendas en el registro foral de servicios sociales, pero no ha  tenido ningún éxito porque algunas ya estaban en el registro y seguían  denegándose la RGI a las personas empadronadas allí. 

Según ha explicado la procuradora popular, “desde marzo de 2020 Lanbide ha  empezado a denegar la RGI a las personas con enfermedad mental que viven en  alojamientos de carácter privado, que son la mayoría porque se ven abocados a  vivir en este tipo de viviendas comunitarias y pensiones ante la falta de unos  recursos residenciales públicos o concertados que les procuren las  administraciones”.  

En este sentido, la RGI venía a paliar esta insuficiencia de alojamientos de  responsabilidad pública y “al denegarles la RGI y se ven abocadas a la calle y la  exclusión social, no tienen dinero para un techo ni para la manutención, sin  recursos económicos de ningún tipo”, ha detallado. En su opinión, la RGI no  debería ser la solución definitiva para el colectivo de enfermedad mental, pero “les  procuraba hasta marzo un techo, un alojamiento y una manutención”. Desde marzo  Lanbide está aplicando la literalidad del decreto que rige la RGI en el que establece  en el artículo 6 que solo pueden ser considerados alojamientos colectivos a efectos  de RGI: pisos de acogida, centros residenciales de exclusión social o para mujeres  víctimas de maltrato. “La enfermedad mental no aparece, está también en el limbo  de la RGI”, ha sostenido. 

En definitiva, Morales ha denunciado que “si las instituciones públicas no abren  alojamientos ni ponen en marcha recursos residenciales para las personas de  enfermedad mental y se les quita la RGI, es un colectivo abandonado y maltratado  por las instituciones públicas”. 

La portavoz suplente de Populares Alaveses en la cámara foral ha subrayado que  al PP le consta que las trabajadoras sociales de Álava están “desbordadas,  desesperadas y muy preocupadas porque no tienen herramientas para dar una  solución a las personas con enfermedad mental a las que se les está quitando la  RGI”. Tal y como han trasladado, muchos recursos de carácter privado, viviendas  comunitarias y algunas pensiones han tenido que cerrar porque los usuarios no han  podido pagar los costes. E incluso, en algunas les están dando de comer de manera altruista y otras sin capacidad económica no han podido. “Alrededor de  diez viviendas comunitarias, en las que viven 9 personas en cada una, han tenido  que cerrar, pero serán muchas más se puede multiplicar por dos o tres. El nivel de  abandono institucional es tal que no hay un seguimiento oficial ni un dato oficial del  número de personas que están en esta situación”, ha criticado Morales.