EL EFECTO DOMINÓ

Artículos de opinión

Por Juan José Muñoz Goikoetxea

“La ley de causa y efecto es la ley de hierro, porque nunca se tuerce” (P. S. Jagadeesh Kumar dixit).

Este sábado a partir de las 18:30 horas, nuestra Real Sociedad, ataviada por la dulce fragancia de sentirse ya finalista de la Copa del Rey, visitará al Fútbol Club Barcelona, en el estadio del Nou Camp, en partido correspondiente a la 27ª jornada de la liga 2019-2020, con la ilusión de prolongar su estado de suma felicidad, conquistando su templo maldito para seguir acechando los puestos que dan acceso a disputar la próxima Champions League.

La noche del 4 de marzo de 2020 ha marcado un antes y un después en la historia de la Real.

No nos cansamos de visionar una y otra vez los fotogramas y las grabaciones de las celebraciones posteriores al encuentro de Anduva, que ponen los pelos como escarpias a los que llevamos en el corazón a este querido equipo nuestro.

Las lágrimas de Jokin Aperribay, los intensos abrazos, el conmovido rostro y el enérgico grito de “gora erreala… dios” de Imanol Alguacil, el entusiasmo de nuestros jugadores, los ojos emocionados de los aficionados, la apoteósica recepción a altas horas de la madrugada en Zubieta……

En definitiva, la euforia colectiva invade en estos momentos al realismo, por el hecho de sentir que la Real ha hecho realidad el sueño de alcanzar el cielo de una final, reverdeciendo los laureles de los años 80.

Ya conocemos que nuestro rival será el Athletic de Bilbao, con lo que la final de nuestros sueños lucirá aún más al tener enfrente al adversario que más rivalidades pasionales nos evoca.

Será sin duda el derby vasco más importante que hayamos vivido y que viviremos durante el resto de nuestras vidas.

Tiempo habrá para prepararnos para este evento, aunque de aquí al 18 de abril de 2020, no habrá ni un solo momento en el que dejemos de pensar en dicho día.

Ahora nuestra polifacética Real debe centrarse en lo que será mañana un duelo de altísima exigencia en la casa del Barcelona, campeón de 8 de las últimas 11 ligas.

Los culés se encuentran enfrascados en una enconada batalla con el Real Madrid para auparse con un nuevo entorchado doméstico, aunque con una tensa barahúnda como sonido de fondo.

La incomprensible decisión de cesar a Ernesto Valverde a principios de enero (cuando el Barcelona era líder), argumentada únicamente en términos de estilo, y la posterior llegada de Quique Setién, lejos de mejorar la situación deportiva de los culés, ha generado zozobra.

Eliminados de la Copa del Rey en San Mamés, desbancados del liderato por el Real Madrid (aunque se encuentren a sólo 2 puntos de los merengues), ni tan siquiera el regreso al tiki-taka (con dominios de posesión tan extensos como improductivos), ha aliviado el estado anímico de un Barcelona que por primera vez en mucho tiempo puede quedarse sin ganar un título.

La grave lesión en la rodilla de Luis Suárez también está haciendo mella a un Barcelona que lejos de la Ciudad Condal se está mostrando especialmente frágil, y que sigue dependiendo en exceso de la magia de Lionel Messi.

Sin embargo, los catalanes a pesar del polvorín interno en el que conviven con un ambiente preelectoral y con rumores de tensión entre algunos de sus futbolistas, siguen mostrándose prácticamente inexpugnables en el Nou Camp, con unos soberbios registros de 12 victorias y 1 empate (ante el Real Madrid), en 13 partidos, y con una media cercana a 3 goles por encuentro.

El Barcelona sigue teniendo estirpe de equipo campeón que exprime al máximo en su estadio, donde sigue generando miedo escénico a sus visitantes.

Para este encuentro, Setién tendrá a todo su plantel disponible salvo a los lesionados Suárez, Dembelé, Sergi Roberto y Arthur.

En lo que respecta a nuestra flamante finalista de la Copa del Rey, el duelo ante el Mirandés no dejó esquilado físicamente a ninguno de nuestros héroes, con lo que viajaremos con todo a Barcelona, salvo las bajas ya conocidas de Ilarramendi y Diego Llorente.

Nuestro equipo ha tenido menos tiempo para preparar este partido, pero el éxito da seguridad, y la Real ahora mismo es un equipo que vuela.

Imanol Alguacil, que ya se ha ganado nuestro cariño y admiración eternas por elevar a la Real a los altares más anhelados, y por ese carácter tan humilde y tan expresivo que sensibiliza a toda persona que tenga un mínimo de corazón- deberá valorar si realiza algún cambio (es probable que Isak vuelva a ser titular).

Los precedentes históricos con el Barcelona en el Nou Camp, como todos conocemos, son de infausto recuerdo. La Real no gana allí desde 1991, y no puntúa desde 1995.

Pero si hemos conseguido clasificarnos para una final después de 32 años, ¿por qué no vamos a poder acabar con la maldición de la casa blaugrana?

Confiemos en una Real que con trabajo e ilusión ha conseguido apilar todas fichas del tablero, para que una a una vayan cayendo con base al” efecto dominó”.

La ficha del Nou Camp tiembla porque sabe que puede ser la próxima en caer.

Sigamos viajando con esta Real tan voraz, tan vikinga, tan virtuosa, y tan valerosa, que mañana puede escribir un nueva página de oro en nuestra historia.

A por ellos !!!

Aupa Real !!!