El sistema de salud sirio está muy deteriorado, según la OMS, y los campamentos de refugiados se enfrentan a la amenaza del COVID-19. Hasta el momento, no se han detectado casos.
Mientras las autoridades griegas expresaron temor por un brote de COVID-19 en las islas que albergan a miles de personas que buscan asilo, el embajador turco en los EE.UU. dijo a periodistas que el intento de prevenir el brote de coronavirus en los campamentos de refugiados es una «misión imposible”.
«Existe el peligro de que la gente instrumentalice este tema” dice Rene Wildangel, investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. «El debate (sobre aceptar más refugiados en la Unión Europea) ya es muy polarizador y polémico. Si a eso se añaden argumentos que afirman que sería peligroso aceptar más refugiados en este momento, eso probablemente podría empeorar el discurso».
Según la Organización Mundial de Salud (OMS), no hay ningún caso conocido de COVID-19 en los campamentos, pero «Siria tiene un sistema de salud fragmentado que está muy deteriorado, y podría no contar con capacidades y recursos como para detectar una epidemia y responder ante ella», dice el portavoz de OMS, Hedinn Halldorsson.
«Si hubiese un brote de la epidemia, la situación sería muy grave” dice a DW Orwa Khalief, un oficial de la Sociedad Médica Sirio-Estadounidense de Idlib que está preparando un plan para combatir el virus. El personal está siendo entrenado y los laboratorios en Idlib y Ankara están siendo abastecidos con equipos de diagnóstico.
ONGs en la región están tratando de crear conciencia sobre prácticas seguras de higiene, como lavarse las manos. Sin embargo, «en algunos campamentos no hay agua», dijo Khalifeh.